Tasa rosa. Tasa tampón.
Tasa rosa. Mal empezamos con el color. Todos (y sobre todo, todas) la conocemos. Ese recargo oculto que llevan ciertos productos o servicios únicamente por estar destinados a mujeres.
Estudios indican que la mujer puede pagar de media hasta un 13% más por productos que cumplen la misma función pero que están destinados al hombre. Un ejemplo muy habitual es el de las maquinillas desechables de afeitar. Las rosas (adivinen para quién) tienden a ser más caras, dicen que por cuestiones de marketing. Pero no es el único caso. El listado es interminable. Lo mismo ocurre con las peluquerías, tintorerías, perfumes, cremas, desodorantes…
No se trata solamente de una cuestión de precios. La denominada tasa rosa lleva implícitamente asociados unos roles de género muy determinados, haciendo ver diferencias donde no las hay.
Tasa tampón. Llamada así por estar referida al gravamen al que están sometidos los productos de higiene íntima femenina como pueden ser las compresas, tampones o copas menstruales.
El objetivo para el Gobierno español es pasar de un IVA de un 10% al del 4% que grava los productos de primera necesidad. De hecho fue una medida incluida en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019, pero finalmente no salió adelante. En otros países de la Unión Europea ya se han tomado medidas al respecto y han reducido dichos tipos con el objetivo final de llegar a un precio sin gravamen. Como dato positivo en España, decir que en la Comunidad Autónoma de Canarias, desde 2018 los artículos de higiene menstrual no tienen gravamen.
A igualdad de productos, mismos precios. A igualdad de necesidades, mismos impuestos. Acabemos de una vez por todas con el gravamen que amplía la brecha de género, se llame éste tasa rosa o tasa tampón.
Y como no hay nada mejor que el humor para tratar hasta los temas más controvertidos, comparto un vídeo de la cómica, actriz y presentadora Ellen Degeneres, tratando el tema con la ironía y sarcasmo que la caracteriza.
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